Teniendo como punto de partida la familiar técnica de crochet, esta exposición reúne una serie de esculturas dedicadas a divas e íconos de la cultura pop. Cantantes y actrices de diversas generaciones se reúnen alrededor de un hito de la televisión y el cine nacional: Silvia Pinal.
Son las 11am y aún es la hora feliz en el bar de Sanborns, entras, te acomodas en una esquina, en un pequeño sofá que apenas alcanza tus omoplatos. Pides un martini para calentar motores. Es un lunes soleado, casi no hay nadie en el lugar, pero aun así los pocos que están, miran de reojo tu ofni, el cual has rematado con una tejana la cual permanece en tu cabeza en todo momento. Para ti es viernes y quieres iniciarlo lo más “extra” posible tejiendo y bebiendo rodeada de las enjoyadas de la mesa opuesta y la repetición de Rubí en horario matutino en la pantalla encima de la barra.
Llega tu bebida, tomas la aceituna y la retienes en tu boca mientras te das un trago, bañando la aceituna antes de tragarla. Sacas del bolso tu crochet y te pones a tejer, a ratos le unes al tejido pedazos de cajetillas, latas o fotos impresas en la papelería de la esquina. Cortas caritas de seres atemporales que retan el tiempo y la vejez, altares blandos y brillantes que trazan una estética que hermana a la diva, la jota y la abuela como si se tratase de avatares sagrados que a discreción puedes encarnar.
Berke Gold enlaza moda, arte y pop en una serie de piezas textiles y de mampostería de fantasía que a la par hacen sutiles reminiscencias a retablos religiosos, a las serigrafías de celebridades de Warhol, o a calendarios de un taller mecánico de la Buenos Aires. Obras que bajo el encanto del barroco y su horror vacui trazan una genealogía desde los medios masivos y sus villanas de las cuales la jotería se alimenta, define su camaleónico glamour y su despilfarro de texturas.
“Somos una y todas las imágenes, una quiniela de arquetipos amontonados con el tiempo sobre las pieles, las ropas y los altares. Bajo el signo del gozo realizó una factura que se piensa con las manos y el gusto. Cocktail se trata de homenajear a quienes les tome los gestos, me visten, cubren mis paredes y mis huecos.”
Es el gozo y el ocio el que llena el tiempo y ocupan las manos de Berke. Envuelto en una estética de lo engorroso, retoma y se apropia de técnicas y materiales asociados a lo burdo y lo kitsch, con los cuales en cada cruce de la aguja, en cada cuenta de plástico llena el tiempo, lo reta. Teniendo como reloj de pared a la mismísima Silvia Pinal, epítome de la permanencia, Berke es la licuadora que condensa en su mixología el trago de un sueño ocioso, la seducción embriagadora de la factura y la luz enajenante de la novela de las 9.
- Amado Cabrales
José Miguel Ramírez
(Fotografía)
Estudio Paralelo
(Diseño Gráfico)
Dinah Goldberg
Cecilia Melendez
Ilse de Mucha
Manu Huesca
Rai Jacob de Jacobx Toledx
(Colaboradores en piezas)
Esta exposición cuenta con el apoyo a proyectos curatoriales del Patronato de Arte Contemporáneo.