El cómic ha fascinado a lectores y artistas, fanáticos y retractores desde su surgimiento a finales del siglo XIX. Sin embargo, y en contraste con épocas previas en las que la polinización se dio principalmente del cómic hacia el arte en una relación desventajosa para los artistas del primero, la exposición presenta la instantánea de un momento de cambio de paradigma, en que las distinciones entre disciplinas artísticas, y lo que se conocía como low y high art (o cultura popular y arte culto) nunca han sido más borrosas. Jugando con los lenguajes gráficos como elementos de su propio código genético, pero también interviniendo sus métodos de distribución y consumo, lxs artistas de la muestra superan al fin las trabas para establecer diálogos de ida y vuelta entre diversos círculos artísticos.
—Marisol Rodriguez
Una red de neuronas irregulares e interconectadas estallan en brillantes sinapsis tridimensionales frente a nuestros ojos, provocando una intrincada red de villanas de telenovelas que parece asirse al muro de Biquini Wax. Sus rostros y accesorios nos resultan familiares, no solo porque hayamos visto las ficciones de las que provienen, sino porque sus exagerados rasgos y flamboyantes maneras regresan con frecuencia al mundo real, actuados por un público espectador convertido en teatrero cotidiano. Ese instante de pose performativa que se regurgita en permanencia entre la ficción y la realidad interesa a @bebe_international , quien creó las piezas en #CromosomaComic –Se dice de mi (2022), y El ranchero sin dinero (2021)– a partir de materiales precarios (impresiones digitales en papel bond, cajetillas de cigarros vacías, una baraja inglesa), utilizando una técnica asociada tradicionalmente a lo femenino: el crochet. Si Se dice de mí es la expresión de un inconsciente infectado por la televisión; El ranchero sin dinero es la encarnación hackeada de un arquetipo masculino promovido ad infinitum en medios como la historieta El Libro Vaquero, en la que el dicho vaquero, fornido e infalible, actuó 40 años como perpetuo salvador y/o victimario. Convertido aquí en –literalmente– tejido blando, su cuerpo nos parece frágil y risible. No sólo se ha vuelto falible sino también incapaz: ni siquiera logró ponerse derechas las botas. Desarmado de su deber-ser heteronormado, casi lo escuchamos invitarnos no a jugar poker, sino canasta, mientras repasamos entre tragos lo que las villanas han estado *diciendo de nosotras*.
— Marisol Rodriguez
Cromosoma Cómic se puede visitar por cita hasta el 4 de abril en @biquiniwax_tv !!!
Se dice de mí, 2022
Fibra de acrílico tejida, impresiones digitales, gemas adhesivas.
Único
El ranchero sin dinero, 2021
Fibra de acrílico tejida, naipes, botas vaqueras, sombrero, instalación eléctrica
Único
A network of irregular and interconnected neurons seem to burst in brilliant and tridimensional synapses in front of our eyes, creating an intricate web of soap opera villains that clings to the wall of Biquini Wax. The faces are familiar to us, not only because we may have seen the fictions they come from, but because their exaggerated features and flamboyant mannerisms often return to the real world, performed by a viewing public turned every-day actor/ress. That instant of performative pose that is constantly regurgitated between fictions and realities interests Berke Gold, who created the artworks in #CromosomaComic -Se dice de mí (It’s been said about me, 2022), and El ranchero sin dinero (The penniless rancher, 2022)- from precarious materials (digital prints on bond paper, empty cigarette packs, cards from an English deck of cards), using a technique traditionally associated with the feminine, that of crochet. If Se dice de mí is the expression of an unconscious infected by television; El ranchero sin dinero is the hacked incarnation of a masculine archetype promoted ad infinitum in media such as the comic El Libro Vaquero, in which the man, burly and infallible, acted for 40 years as a perpetual savior and/or victimizer. Turned here into -literally- soft tissue, his body seems fragile, even laughable. Not only has he become fallible, but also incapable: he has not even managed to put his boots on straight. Totally disarmed of his so-called masculine duties, we can almost hear him inviting us to play not a game of poker, but one of canasta, while in between cocktails we laugh at what the villains *have been telling about us*.
— Marisol Rodriguez
Marisol Rodríguez
(Curadora)
Biquini Wax
(Exhibición)